El pacto del PP con Vox en la Comunidad Valenciana blinda a los negacionistas justo cuando más urge prevenir desastres como la DANA que mató a 229 personas Hay fotografías que no deberían borrarse nunca de la memoria pública. Esas casas arrastradas por la corriente, esos coches amontonados como latas aplastadas, esas 229 vidas que se llevó el agua en una sola tarde.
La DANA que golpeó la Comunidad Valenciana en 2024 fue mucho más que una catástrofe natural; fue el aviso más brutal de lo que significa despreciar las políticas ambientales en plena crisis climática. Un año después, el Partido Popular ha respondido a aquella lección con un movimiento que dejará huella: regalar la Generalitat a quienes se mofan de la ciencia.
Alberto Núñez Feijóo ha traspasado una línea roja que muchos creían infranqueable. No hablamos de un acuerdo técnico para desbloquear un ayuntamiento, sino de entregar el gobierno autonómico de la tercera comunidad más poblada de España a la extrema derecha negacionista. El mismo partido que desde las instituciones ha vaciado los planes contra el cambio climático, que llama «ecologícos» a los defensores del medio ambiente y que considera la transición ecológica una excentricidad de izquierdas.
La contradicción no puede ser más sangrante. Mientras miles de valencianos siguen reconstruyendo sus pueblos y sus vidas después de la riada, quienes van a dirigir las políticas que deberían protegerles son los adeptos al terraplanismo político, esos que desprecian los consensos científicos y propagan teorías conspiranoicas. Es como poner al frente de la sanidad pública a los curanderos, pero con consecuencias que pueden medirse en vidas humanas.
El mensaje de Feijóo es transparente: cualquier principio es negociable si a cambio se obtiene poder. Lo que está en juego en Valencia trasciende con creces una polémica electoral más. Cuando llegue la próxima DANA -y los informes científicos aseguran que serán más frecuentes e intensas-, ¿confiaremos en un gobierno autonómico que tiene como socios a quienes recortan los presupuestos de prevención porque consideran el cambio climático un invento? La respuesta produce escalofríos.
Feijóo ha canjeado la seguridad de toda una comunidad por un puesto de presidente, y las consecuencias de este trueque las pagarán los mismos de siempre: quienes viven pendientes de las nubes.





